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EL DISCO DE LA ABUELA de Juan Carlos Villalba

1)  ¿Qué dice la canción Abu..? - preguntaba yo  No se…mi amor…no se - contestaba emocionada.  ¿Y entonces porque lloras?  Tampoco lo se – decía – y se quedaba mirando a lo lejos, mientras me acariciaba entre melancólica y feliz.  Esta escena se repetía casi todos los domingos en casa de la abuela cada vez que ponía a sonar su disco preferido. Aquella música y esa voz maravillosa que cantaba en un idioma por entonces extraño para mí, me sugería  imágenes surrealistas, una especie de   pájaro inexplicable que cambiaba de formas y colores, según el momento y el tono de la melodía. Pero…              Porque lloraba la abuela..? Porque muchas veces terminamos abrazados y lagrimeando..? Que poder tenia aquella música para conmovernos de esa manera..? Durante muchos años me lo pregunte. 3)   Con el tiempo, convertido en adulto y amante de la música clásica, supe que aquel idioma era el francés, que aquella mujer de voz insuperable era María Callas, que el aria que

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Vinicius de Moraes


Mensaje a la poesía

No puedo No es posible Díganle que es totalmente imposible Ahora no puede ser Es imposible No puedo Díganle que estoy tristísimo, pero esta noche no puedo ir a su encuentro. Cuéntenle que hay millones de cuerpos por enterrar Muchas ciudades por reconstruir, mucha pobreza en el mundo; Cuéntenle que hay en alguna parte del mundo una criatura llorando Y las mujeres están volviéndose locas y hay legiones de ellas que tortura
la nostalgia de sus hombres; cuéntenle que hay un vacío en los ojos de los parias, cuya inanición es extrema; cuéntenle que la vergüenza, la deshonra, el suicidio, rondan el hogar y que se quiere reconquistar la vida.

La hora íntima


¿Quién pagará el entierro y las flores
si yo muero de amores?

¿Qué amigo será tan amigo
que en el entierro esté conmigo?

¿Quién, en medio del funeral
dirá de mí: "Nunca hizo el mal...?

¿Quién borracho, llorará en voz alta
por no haberme traído nada?

¿Quién deshojará violetas
en mi tumulto de poeta?

¿Quien lanzará tímidamente
al suelo un grano de simiente?

¿Quién mirará, cobarde,
la estrella de la tarde?

¿Quién me dirá palabras mágicas
que hagan empalidecer a los mármoles?

¿Quién, oculta en velos oscuros,
se crucificará por los muros?

¿Quién, con el rostro descompuesto,
sonreirá: Rey muerto, rey puesto...?

¿Cuántas, en presencia del infierno
sentirán dolores de parto?

¿Cuál la que, blanca de recelo,
tocará el botón de su seno?

¿Quién loca, ha de caer de
hinojos sollozando tantos sollozos
que despierte recelos?

¿Cuántos, los maxilares contraídos,
con sangre en las cicatrices
dirán: Fue un loco amigo...?

¿Qué niño mirando a la tierra
y viendo moverse a un gusano
tendrá un aire de comprensión?

¿Quién, en circunstancia oficial,
propondrá para mí un pedestal?

¿Qué llegados de la montaña
tendrán circunspección tamaña
que he de reír blanco de cal?

¿Cuál la que, el rostro al viento
lanzará un puñado de sal
en mi guarida de cemento?

¿Quién cantará canciones de amigo
el día de mi funeral?

¿Cuál la que no estará presente
por motivo circunstancial?

¿Quién clavará en el seno duro
una hoja oxidada?

¿Quién, con verbo inconsútil,
ha de orar: La paz le sea dada?

¿Cuál el amigo que, a solas consigo,
ha de pensar: No será nada...?

¿Quién será la extraña figura
a un tronco de árbol recostada
con mirar frío y aire de dudas?

¿Quién conmigo se abrazará
y tendrá que ser arrancada?

¿Quién va a pagar el entierro y las flores
si yo muero de amores?
Versión de César Conto
Soneto
Esa mujer que se arroja fría y lúbrica en los brazos, y a sus senos.
Me aprieta, me besa y balbucea versos, rezos a Dios, votos obscenos.
Esa mujer, flor de melancolía
que ríe de mis pálidos recelos, la única entre todas a quien di
caricias que jamás a otra daría.
Esa mujer que a cada amor proclama
la miseria y grandeza de quien ama y feliz de mis dientes guarda huella.
¡Un mundo, esa mujer! Es una yegua quizás, pero en el marco de una cama
nunca mujer alguna fue tan bella.
Versión de Mariano Ramos
Suspensión Fuera de mí, en el espacio, errante, la música doliente de un vals; en mí, profundamente en mi ser, la música doliente de tu cuerpo; y en todo, viviendo el instante de todas las cosas, la música de la noche iluminada. El ritmo de tu cuerpo en mi cuerpo...
El giro suave del vals lejano, indeciso... Mis ojos bebiendo tus ojos, tu rostro. Y el deseo de llorar que viene de todas las cosas.
Versión de César Conto
Reseña biográfica

Poeta brasileño nacido en Río de Janeiro en 1913. Antes de terminar estudios de Derecho publicó el primer libro de poemas, "O Caminho para a Distancia" que le abrió las puertas de la fama. Viajó a Inglaterra, estudió Literatura Inglesa en Oxford y posteriormente ingresó a la vida diplomática prestando servicios en Estados Unidos, Francia y Uruguay. En 1956 escribió la obra de teatro "Orfeu da Conceição" llevada al cine bajo el título de "Orfeo Negro", ganadora de la Palma de Oro en Cannes en 1958 y el Oscar en 1959. "Nuevos Poemas II" publicado en la década de los años ochenta, contiene sus mejores poemas. En contraste con su sólida educación, llevó por varios años una vida bohemia que le valió la expulsión del servicio diplomático. Falleció en Rio de Janeiro en 1980. ©

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