HIJO, MIEL Y CERA ("Maternidad es... poesía")
Hijo, es mi carne cuna de tu suerte,
en mi entraña se engendran tus albores,
no importan sacrificios y dolores
para un alma de Dios y un cuerpo fuerte.
Sufro ansiedad, angustia, por quererte,
abeja libadora de mis flores,
pues me darás la miel de tus amores
o la cera del cirio de mi muerte.
Aclaraste de golpe mi destino,
me embriago con tu aroma de azahares
y eres la luz del sol de mi camino.
Serás mi ofrenda libre, pan y vino,
miel y cera de eternos colmenares,
el indulto de amor, el don divino.
Emma-Margarita R. A.-Valdés
TU SAVIA DE SUEÑOS ("Maternidad es... poesía")
Eres el árbol tierno que potencia
los más jugosos frutos de la vida,
es tu savia de sueños encendida
alimento inherente a tu existencia.
Tus raíces reclaman su presencia
entre la pulpa fresca concebida,
la semilla central que, desprendida,
reverdece en tu alcor desde la ausencia.
Crecerás vertical en la armonía
y se abrirá nimbado tu ramaje
con tallos de bondad y valentía.
Te vestirá de luz el nuevo día,
diluviará el maná en tu paisaje,
se cumplirá en azul la profecía.
Emma-Margarita R. A.-Valdés
COMO UNA NIÑA, MADRE DEL CIELO ("Versos de amor y gloria")
Déjame apoyar mi cabeza
en tu regazo
de amor materno.
Déjame arrancar este duelo
del corazón
y cobijarlo
bajo tu velo
devotamente.
¡Quiero olvidar
su latido seco en mi frente!
Déjame vivir a tu lado,
cerca de ti
podré volar.
Déjame sentir tu amistad
y aquel perdón
que te pedí
por tu bondad
y tu desvelo.
¡Quiero reír,
quiero cantar, madre del cielo!
Déjame rezar a tus pies,
junto a la cuna
del Nazareno.
Déjame abrazar el consuelo
de su Pasión,
tocar su túnica
en el Carmelo
rendidamente.
¡Quiero encontrar
valor en mi cuerpo doliente!.
Déjame dormir con la luz
que a tus pupilas
da la piedad.
Déjame morir en el umbral
de mi ilusión,
de la delicia
del buen final
que en Él anhelo.
¡Quiero, al partir,
alcanzarle en místico vuelo!.
Yo, solamente,
madre del cielo,
soy como un niño
que tiene miedo.
Emma-Margarita R. A.-Valdés
Y AMANECIÓ LA VIDA ("Poesía Trascendental")
Estaba el mundo frío de espaldas a la luz,
era lodo la tierra y el hombre era ceniza,
el mar había perdido su sinfonía azul,
el cielo estaba lejos, muy lejos de la orilla.
En el primer lucero brillaba la promesa
de redención divina para la humanidad:
nacería inocente una humilde doncella
que con sus pies de lirio aplastaría el mal.
Llegó el feliz momento de cumplir la palabra
y una ligera brisa acarició el ciprés,
la flor dio paso al fruto en su corola blanca
y amaneció la Vida en la gracia y la fe.
Emma-Margarita R. A.-Valdés
ESTRELLA DE MI NOCHE ("Poesía Trascendental")
Tú eres la estrella de mi noche oscura,
salud para mi enfermo corazón,
refugio de mi humana perdición,
consuelo en mi terrena desventura,
auxilio celestial de mi locura,
la Reina intercesora del perdón,
la Madre acogedora en mi aflicción,
la Virgen medianera de ventura.
¡Salve, Señora, incólume María!,
templo de la divina Trinidad,
sagrario de Jesús, Eucaristía.
Asunta al cielo en venturoso día,
coronada de eterna majestad,
eres el brillo que hacia el Sol me guía.
Emma-Margarita R. A.-Valdés
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