Marcela Armengod nació el 8 de octubre de 1955 en Rosario, ciudad en la que reside, provincia de Santa Fe, la Argentina. // por
Rolando Revagliatti
A veces todo esplende. Sin retorno al pozo de lo oscuro. La luz la luz de la sonrisa, de la belleza enmascarada ahora para sonreír. Campana que tañe contra la cornisa de los dientes, ahora abiertos. La risa pavoneando su tul de estalactita.
Suena como brindis en la cuenca de los oídos, en la agitación de la glotis.
(El espasmo que nos habilita a sentirnos mejores de cuerpo y alma). Esa veleta que nos redime de tanto dolor de tanto dolor.
(fragmento de “Encaje”)
*
No hay noche de San Juan
esta noche de santo débil escurridizo.
Todo se precipita como un alcohol volcado
en una receta como en un santoral.
Demasiado atronador el coro el corolario
de la prescripción.
Aun así la muda insiste insiste
en su taquigrafía se enterca
no llegando a calcar la sílaba sobre papel de arroz.
Qué importa si acaso la palabra
la muertita de pocas luces.
Todo volverá a domesticarse. Como la primera vez.
Estirar estirar la mano la voluntad el hado
esa designación de un follaje de una espesura
Aprender de lo que no se da cita.
(fragmento de “Malade”)
*
Cómo aprovechar la costra como posibilidad
de una pequeña música antojadiza
un traspié lo que surge de pronto:
una interrogación en la cura.
Entonces la malade como malattia: otro estar:
una prosperidad desprevenida del azar.
Menos como languidez más diapasón
Olvidar el sonido roto de la castañuela
boca abajo en la arena
la arena volcada en un reloj de sol
la plica en la garganta.
Como en la figura trágica del juego del florete
que apunta al ojo del corazón
sin afluencia de sangre:
solamente dibujo de un levísimo cardenal.
(fragmento de “Malade”)
*
Taquigráfico
Acompañar el parpadeo al retintín de lo que se sabe suyo
por apropiación de sonido/
Una duermevela de palabra como algo voraz/
La cicatriz no se confunda con una herida de lenguaje
con un armisticio de paz vocal/
A mil demonios les tocará arrojar vinagre/
Convertir el silencio en lenguarada que compita.
(de “Malade”)
*
En mitad de la noche
1
Mis hijas buscan muertos
en mitad de la noche
me paro en ese filo
como un guardafaro
preguntan
pregunto
yo les cubro los pies
mientras ellas avanzan
les tapo los huesitos
afuera un aguanieve
que el viento no dispersa
cuando regresen
—si es que vuelven—
la aguja azul del frío
costurando los párpados
les abriré las bocas cerradas
de nonatos
les besaré su nombre
en medio del aliento
y que recuerden
recuerden
(Inédito)
*
FONTANA
En velocísimo modo como una prisa
un gesto parecido al arrojar la moneda de la fortuna
en una fuente
los párpados cosidos al asombro el corazón en paro
hasta que el tintineo haga tres huecos en el agua
tres gargantas para tres deseos.
Adelantarse al reflejo de la suerte y huir en un golpe de tambor.
Salirse rápidamente del horóscopo
a tontas y a locas pedir con los nudillos un vasito para la sed.
Escuchar con los ojos hacia adentro ese correrse de tres lágrimas
en la caverna del pecho derramarse
come una stella che non c'è.
(Inédito)
*
Entrevista realizada a través del correo electrónico: ciudades de Rosario y de Buenos Aires, distantes entre sí unos 300 kilómetros, Marcela Armengod —margod121@gmail.com— y Rolando Revagliatti, 2015.
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http://www.revagliatti.com.ar/051006a.html
http://www.revagliatti.com.ar/act0611/cicloDeAquiEnMas.html
Para contactarnos:
escobarlarevistadigital@gmail.com
Antología en La Revista
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