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EL DISCO DE LA ABUELA de Juan Carlos Villalba

1)  ¿Qué dice la canción Abu..? - preguntaba yo  No se…mi amor…no se - contestaba emocionada.  ¿Y entonces porque lloras?  Tampoco lo se – decía – y se quedaba mirando a lo lejos, mientras me acariciaba entre melancólica y feliz.  Esta escena se repetía casi todos los domingos en casa de la abuela cada vez que ponía a sonar su disco preferido. Aquella música y esa voz maravillosa que cantaba en un idioma por entonces extraño para mí, me sugería  imágenes surrealistas, una especie de   pájaro inexplicable que cambiaba de formas y colores, según el momento y el tono de la melodía. Pero…              Porque lloraba la abuela..? Porque muchas veces terminamos abrazados y lagrimeando..? Que poder tenia aquella música para conmovernos de esa manera..? Durante muchos años me lo pregunte. 3)   Con el tiempo, convertido en adulto y amante de la música clásica, supe que aquel idioma era el francés, que aquella mujer de voz insuperable era María Callas, que el aria que

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Isabel Martínez Barquero

Isabel Martínez Barquero es una escritora murciana que tiene publicados siete libros: dos de relatos, Linaje oscuro y El cauce de los días; dos poemarios, Lunas de ausencia y El nervio de la piedra; y las novelas La historia de los mil nombres, Aroma de vainilla y Diario de una fuga // Fuente: www.mundopalabras.es

Isabel Martínez Barquero es una escritora murciana que tiene publicados siete libros: dos de relatos, Linaje oscuro y El cauce de los días; dos poemarios, Lunas de ausencia y El nervio de la piedra; y las novelas La historia de los mil nombres, Aroma de vainilla y Diario de una fuga. Cuenta con algunos premios literarios. Colabora asiduamente en diversos medios, en numerosos libros antológicos y revistas literarias, así como en páginas culturales de internet. Imparte un taller de relato en la Escuela de Formación de Escritores, EFE. Miembro de la redacción de la revista Scribere. Autora del blog literario http://elcobijodeunadesalmada.blogspot.com.

Hola, Isabel, nos encanta tenerte de nuevo en mundopalabras.es. Lo primero que me gustaría preguntarte es desde cuándo escribes, ¿lo hacías ya desde niña?


Sí, me recuerdo escribiendo muy de niña. Otra cosa es la calidad con la que escribiera.

¿Qué importancia tiene la escritura en tu vida?

Ocupa un lugar central desde hace unos años. Ya le tocaba, claro, pues era una actividad ansiada y siempre pospuesta.

Tu última novela es Diario de una fuga, ¿qué puedes contarnos sobre ella para que nuestros lectores la conozcan?

Una historia con una buena dosis de suspense psicológico donde se indaga sobre el acto creativo desde distintas posturas vitales, sobre la escritura y, en general, sobre la literatura y otras artes. Sus poderes para matarnos o salvarnos. Los equívocos a los que puede llegar un temperamento sensible por la interpretación de las dimensiones simbólicas de la realidad. La apología del acto creativo, aunque no sirva para nada. El dolor de no estar donde el espíritu sabe que le corresponde y el dolor de estar donde las convenciones decretan. El descubrimiento propio en el cambio. Los deseos que se manifiestan y se permiten contradecir la línea de conducta trazada. La posibilidad de la redención. La vida.

¿Has pasado por alguna etapa en la que no hayas escrito nada?, ¿puede Isabel Martínez Barquero vivir sin escribir?

En bastantes ocasiones, he pasado largas etapas sin escribir, bien se debiera a confusión, falta de tiempo u otras circunstancias entorpecedoras. Vivir sin escribir, vivo; pero más me vale a mí misma y a los de mi alrededor que retorne pronto a la escritura por el mal carácter que se me pone si no lo hago. Me siento vacía, sin alicientes si no estoy entregada a proyectos de ficción. Escribir no servirá según muchos, pero a mí me sirve para reconocerme y encontrarme en paz.

¿Recuerdas cuál fue el momento en que te decidiste a sacar a la luz tus textos? ¿A través de qué vía lo hiciste?

Tarde, bastante tarde, después de décadas dedicada a la escritura. Dudé mucho; pero una vez adoptada la decisión de salir afuera, de no juzgarme, no he tenido vuelta atrás.

Con mi primer contrato de edición firmado, saqué en un año tres obras de golpe: una con la editorial y otras dos más antiguas por mi cuenta en Amazon.

¿Eres una escritora de método o te dejas llevar por la visita de las musas de una manera espontánea?

Intento ser metódica, pero se queda en propósito. Al final triunfa la pasión del instante, lo que se me impone al escribir por encima de todo. El magma que pugna por brotar a la superficie tiene sus razones, aunque yo no las entienda en un momento dado.

¿Cuánto tiempo de media tardas en construir una novela?

Si entendemos por construir dejarla concluida y lista para su publicación, pueden ser años; en ocasiones, muchos. No soy rápida, pese a que pueda parecerlo por haber publicado en pocos años siete libros. Soy dubitativa y doy muchas vueltas a las cosas.

¿Tienes alguna rutina de escritura?

Ninguna en especial, aunque intento hacerlo a diario, o casi a diario. No siempre lo consigo.

¿Persigues algún objetivo concreto con la escritura?

El objetivo está en mi mente y me cuesta explicarlo. No persigo glorias fatuas, dinero o popularidad. Es algo interno que me impulsa a conseguir aquello que intuyo como lo mejor que puedo dar en un momento dado, la chispa que me moviliza en un sentido y no en otro. Me reconozco en la escritura, me he reconocido siempre, a diferencia de otras actividades desempeñadas sin pasión. Sé que lo más genuino que puedo ofrecer viene de mis letras.


¿Te sientes más cómoda escribiendo novelas, relatos cortos o poesía?

Estoy cómoda en el género que escribo en un momento dado. Ellos me eligen a mí, no yo a ellos.

¿Cuál de tus obras te ha dado mayores alegrías? ¿Le guardas cariño a algún personaje en especial de los que hayas creado?

De momento, por ser la más leída, a la que más personas ha llegado, cito Aroma de vainilla. Es una novela que gusta a un público muy amplio y eso me agrada.

También he tenido grandes satisfacciones por las críticas recibidas con otras obras como Linaje oscuro o la recientemente publicada Diario de una fuga.

En cuanto a los personajes, son muchos con los que me he encariñado, pero no diré cuáles para no influir en quienes se decidan a leer cualquiera de mis obras.

¿Sufres alguna vez escribiendo?

Intento no hacerlo. Si alguna vez soy consciente de que empiezo a pasarlo mal, cierro el ordenador y me voy de paseo o a realizar otra actividad distinta. La escritura la concibo como un gozo y no me voy a permitir a mí misma estropearlo.

Tus obras se caracterizan por una corrección exquisita del texto que presentas a tus lectores, ¿de dónde te viene este sumo respeto por la palabra escrita, Isabel?

Te agradezco esta apreciación de la que yo no estoy nunca segura. Lo que sí es verdad es que respeto la palabra, cómo no hacerlo si escribo. Ese respeto no me impide jugar con ella, con sus significados o, bien, inventarme las que me parecen más precisas en una situación concreta. Si decido compartir lo que escribo con otros, lo lógico es que lo haga como mejor sé en ese momento. Doy muchas vueltas a los textos hasta que considero que expresan lo que quiero de la mejor forma posible. Y tengo un buen número de inseguridades que me llevan a estar siempre estudiando materias relacionadas con la lengua. No soy lingüista y soy consciente de que mi principal herramienta es el lenguaje.

¿Te apetecería decirles algo a los escritores que creen que la corrección es un proceso editorial del que se puede prescindir sin ninguna consecuencia?

Los resultados de la falta de corrección editorial los tenemos a la vista. Cada vez nos hallamos ante libros con más erratas. Los libros suelen venir arropados por portadas llamativas, por vídeos de promoción y por miles de detalles que nos permite la técnica actual. Sin embargo, cuando empiezas a leer es espantoso asistir a un baile de erratas, de fallos de sintaxis o de concepto e, incluso, de faltas de ortografía reiteradas que alejan la sospecha de la errata. ¿Por qué se da más importancia en la sociedad actual al aspecto exterior que al contenido? Estamos hablando de literatura, de palabras, no de imagen ni de diseño.

¿Crees que se puede aprender a ser escritor/a?

A escribir se puede aprender, así como es posible armarse de técnicas con las que se consiguen resultados que, ahora, podríamos llamar profesionales. Pero ser escritor es otra cosa: es una manera de estar en la vida e implica poseer una cierta mirada que crea mundos donde nos apetece perdernos, y todo esto con un estilo propio e inconfundible. Enseguida noto cuándo estoy ante un auténtico escritor y supongo que eso lo nota también el lector.

¿Dónde se pueden comprar tus obras?

Las que están en editorial, en las páginas de la editorial o encargándolas en una librería o a mí directamente. Y todas en Amazon y, algunas además, en otras plataformas.

¿Cómo ves el panorama actual del sector editorial para muchos autores que están comenzando ahora?

Es tremendo, como siempre. Una montaña prácticamente inaccesible si no cuentas con contactos o dispones de una buena cuenta bancaria que sufrague la publicación.

¿Qué opinas de la autoedición?

No le tengo ninguna manía y hasta puede ser muy aconsejable para no perder el control sobre la totalidad de la obra. Ha existido siempre y a ella han acudido nombres señeros de la literatura universal.

¿Lees mucho?

Intento que así sea. Me encanta leer.

¿Eres más de librerías o de bibliotecas? ¿De libro en papel o electrónico?

No soy lectora de biblioteca. Me gusta leer sola, en mi casa, tranquila, a mi aire.

Adoro el libro impreso, aunque cada vez me aficiono más a leer en el lector electrónico: caben muchos libros en poco espacio y es de una gran comodidad en viajes o salidas fuera de casa por su poco peso. Ah, también cuenta el aspecto económico, ya que el libro electrónico es mucho más asequible que el impreso. Si me gusta mucho un libro que he leído en formato electrónico, lo adquiero en papel.

¿Hay algún escritor/a que tengas como referente?

Según las épocas y las preocupaciones temáticas, cojo a uno o a varios o, bien, prescindo de todos.

¿Recuerdas cuál fue el libro con el que te enganchaste a la lectura?

No recuerdo exactamente; pero sí surgen en la memoria las aventuras de los cinco narradas por Enyd Blyton, a las que era absolutamente adicta, o Mujercitas, de Louisa May Alcott.

¿Tienes una media de lecturas mensuales o anuales?

Solo en los dos últimos años he anotado las lecturas, lo cual es poco referente para sacar una media. Puedo leer entre tres y diez libros mensuales, según grosor y dificultad.

¿Te gusta leer algún género en concreto o disfrutas con cualquier tipo de libro?

Leo de todo, soy muy curiosa, aunque predominan los libros de literatura, sean de poemas, relatos o novelas.

¿Qué es para ti lo más difícil de este mundo de las letras que tanto nos apasiona?

Conseguir que te lean, que te den una oportunidad. Y me refiero tanto a lectores como a editoriales.

¿Algún nuevo reto o proyecto literario a la vista?

Sí, en ello estoy. Voy despacio, como me gusta. De esa forma disfruto mucho del proceso creativo.

¿Qué significa “El cobijo de una desalmada” para ti? ¿Consideras importante que los escritores autoeditados tengan un blog?


Abrí este blog en un momento de gran agobio personal, donde apenas tenía tiempo para nada y, por supuesto, casi ninguno para escribir. De ahí viene lo de desalmada, no en sentido literal de persona cruel, sin escrúpulos, sino como persona que perdía su alma en tareas laborales que cada vez le resultaban más indiferentes. Lo hice como un acto de rebeldía frente a las circunstancias, en un intento de que prevaleciera la razón que a mí me sustentaba.

Siempre es interesante tener un blog, una página web, un perfil en las redes sociales preferidas para que te conozcan (además de todas las personas estupendas que conoces a tu vez). Todo ayuda, aunque nada por sí solo basta.

De lo que debemos defendernos en la actualidad es de tanto salir al «patio de recreo», de zambullirnos en las redes sociales —donde se escapan las horas con una facilidad pasmosa— y olvidarnos de dedicar la mayor parte de nuestro tiempo a la escritura.

Tu mayor éxito como escritora ha sido o sería…

Sería que me leyeran muchas personas y les gustara lo que escribo. Si les sirve alguno de mis textos como a mí me sirven los de tantos autores admirados, me sentiría muy dichosa. Estoy convencida de que, al escribir, doy lo mejor de mí misma.

Últimamente nos gusta cerrar nuestras entrevistas con una pequeña batería de frases que requieren una respuesta muy breve, ¡vamos a ello!

Tu principal fuente de inspiración es… la propia escritura.

Para llamar a las musas nada como… que te pillen escribiendo.

Tu lugar preferido para escribir… es en el despacho de mi casa.

¿Prefieres el día o la noche?, ¿el silencio o algún sonido de fondo? El día y, a ser posible, el silencio.

¿Alguna superstición? Ninguna.

Un sueño como escritora… sería conseguir una obra que trascendiera más allá de mí misma.

Tu escritor/a favorito/a… va por épocas, aunque en número de lecturas suele ganar Gabriel García Márquez.

Un personaje literario que te cautivara especialmente… a los 17 años me deslumbró Raskolnikov, personaje principal de Crimen y castigo, de Dostoievski.

La novela que te hizo llorar… Cuando me gusta mucho una novela no lloro, sino que no ceso de sonreír llena de gozo y la intento leer muy despacio para que me dure el disfrute.

Y un nuevo apartado, “muy personal”, para poder conocer un poquito mejor a los autores que pasan por mundopalabra.es:

Tu comida favorita es… la pasta.

Serías capaz de insultar si… Intento no insultar, me controlo.

Tu ciudad favorita es… Roma.

Lo que te hace más feliz… es escribir y gozar de la compañía de mis seres queridos.

Lo que más odias de este mundo… es la violencia en cualquiera de sus manifestaciones.

Una manía personal… el orden.

¿De qué te disfrazarías en una fiesta de disfraces?… No sé, según me diera en ese momento.

Para contactarnosescobarlarevistadigital@gmail.com

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