ENTONCES
Cuando yo no te amaba todavía
-oh verdad del amor, quien lo creyera-
para mi sed no había
ninguna preferencia verdadera.
Ya no recuerdo el tiempo de la espera
con esa niebla en la memoria mía:
¿El mundo cómo era
cuando yo no te amaba todavía?
Total belleza que el amor inventa
ahora que es tan pura
su navidad, para que yo la sienta.
Y sé que no era cierta la dulzura,
que nunca amanecía
cuando yo no te amaba todavía.
BALADA DE LA ALONDRA PERSUASIVA
En otra madrugada,
por vientos de ceniza,
obedecí al latido de la alondra.
El cielo no era cielo todavía.
La zona del hornero,
el tiempo de la encina
se inquietaban en lento aprendizaje
y el cielo no era cielo todavía.
Hubo un encantamiento
de flor y hierba fina,
un cauteloso antaño de rocío,
y el cielo no era cielo todavía.
Septiembre constelado
de dos campanas frías
rodaba por lugares de silencio
y el cielo no era cielo todavía.
En clima de obediencia
mi pulso recorría
todo un advenimiento de corolas
y el cielo no era cielo todavía.
No regresó conmigo
la alondra persuasiva
porque me desterró de su latido
cuando el cielo fue luz de mediodía.
Cajita de fósforos
En una cajita de fósforos
se pueden guardar muchas cosas.
Un rayo de sol, por ejemplo
(pero hay que encerrarlo muy rápido,
sino se lo come la sombra).
Un poco de copo de nieve,
quizá una moneda de luna,
botones del traje del viento,
y mucho, muchísimo más.
Les voy a contar un secreto:
En una cajita de fósforos yo
tengo guardada una lágrima,
y nadie, por suerte la ve.
Es claro que ya no me sirve.
Es cierto que está muy gastada.
Lo sé, pero qué voy a hacer,
tirarla me da mucha lástima.
Tal vez las personas mayores
no entiendan jamás de tesoros.
“Basura”, dirán, “cachivaches”
“no sé por qué juntan todo esto”.
No importa, ustedes y yo igual
seguiremos guardandopalitos,
pelusas, botones,tachuelas, virutas de lápiz,
carozos, tapitas, papeles,
piolín, carreteles, trapitos,
hilachas, cascotes y bichos.
En una cajita de fósforos
se pueden guardar muchas cosas.
Las cosas no tienen mamá.
María Elena Walsh nació en Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires, en 1930.En 1945 publicó sus primeros versos en diversas revistas y periódicos de su país. A los diecisiete años, antes de finalizar sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, escribió «Otoño imperdonable», libro de poemas con el que obtuvo el Premio Municipal de Poesía. En 1948 viajó a Nueva York invitada por Juan Ramón Jiménez y posteriormente se radicó en Paris. Desde entonces escribe además de poesía, obras de teatro y canciones para niños.Muchos de sus títulos y versos, se constituyen en metáforas de distintos momentos políticos de su país.Entre sus obras se cuentan, «El País Jardín de Infantes», «El Reino del Revés», «El País de Nomeacuerdo» y «Novios de Antaño».
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