La cosa más importante no es lo que decimos nosotros, sino lo que Dios nos dice a nosotros. Jesús está siempre allí, esperándonos. En el silencio nosotros escuchamos su voz.
La revolución del amor comienza con una sonrisa. Sonríe cinco veces al día a quien en realidad no quisieras sonreír. Debes hacerlo por la paz.
Hay una cosa muy bonita: compartir la alegría de amar.
“Morir es volver a casa, todavía la gente tiene miedo de lo que les acontecerá cuando fallezcan, y por este motivo, tienen miedo a morir. Si esto es así, si no hay misterio, no tenemos que tener miedo. Luego está el problema de la conciencia – “Si lo hubiera hecho mejor”. Muy a menudo, la gente muere como ha vivido. La muerte no es más que la continuación de la vida, lo que la completa. La rendición del cuerpo humano. Pero el corazón y el alma viven para siempre. Ellos no mueren. Todas las religiones tienen eternidad – otra vida; esta vida no es el final; la gente que cree en esto no tiene miedo a la muerte. Ha sido correctamente explicado que la muerte no es más que regresar a la casa de Dios, si creyéramos esto, entonces no tendríamos miedo.

“Los pobres tienen que saber que les amamos, que son queridos. Ellos no tienen nada que dar, solo amor. Estamos preocupados por cómo conseguir intercambiar este mensaje de amor y compasión. Estamos intentando llevar la paz al mundo a través de nuestro trabajo. ¿Pero es el trabajo el regalo de Dios?
La gente de nuestro tiempo tiene hambre de amor, y para entender el amor que es más grande y que es la única respuesta a la soledad y a la gran pobreza; es para lo que tenemos que ir a países como Inglaterra, América y Australia, donde la gente no tiene hambre de pan; pero donde mucha gente está sufriendo una terrible soledad, una tremenda desesperación, un profundo odio; donde la gente se siente despreciada, descuidada y desesperanzada. Han olvidado cómo sonreír, han olvidado la belleza del contacto humano. Están olvidando que amar es humano. Necesitan a alguien que les comprenda y les respete.
“Los pobres no son respetados. La gente no piensa que a los pobres se les pueda tratar como a gente que es amable, como personas que son como tú y como yo”.
“Tu sabes que los jóvenes están comenzando a entender. Ellos quieren servir con sus manos y amar con sus corazones. Al máximo, no superficialmente”.
Debemos amar la oración. La oración dilata el corazón hasta el punto de hacerlo capaz de contener el don que dios nos hace de sí mismo.
Cuando yo elijo al diablo, yo peco. Ahí es cuando mi voluntad actúa. Cuando busco algo para mi mismo, cueste lo que cueste, deliberadamente estoy eligiendo el pecado. Por ejemplo, cuando me veo tentado a decir una mentira, en esos momentos mi mente es impura; he puesto un obstáculo entre Dios y yo. Esa mentira ha ganado. He preferido la mentira a Dios.
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