MUJER GENOVESA
Tú me trajiste un poco de algas marinas
en tus cabellos y un olor de viento,
que viniendo de lejos llega grave
de ardor, había en tu cuerpo bronceado
-o la divina
simplicidad de tus formas esbeltas-:
no amor ni sufrimiento, un fantasma,
una sombra de la necesidad que vaga
serena e ineluctable por el alma
y la disuelve en júbilo, en encanto, serena,
para que pueda el viento del sudeste
llevarla al infinito.
¡Que pequeño y ligero es el mundo en tus manos!
NAVÍO EN VIAJE
El mástil oscila rítmico en el silencio.
Una tenue luz blanca y verde cae del mástil.
El cielo límpido en el horizonte,
cargado de verde y dorado tras la borrasca.
El cuadro blanco del farol en lo alto
ilumina el secreto nocturno: por la ventana,
las cuerdas altas -un triángulo de oro-
y un globo blanco de humo que no existe
como música sobre el círculo,
con los golpes del oleaje en sordina.
LA TARDE DE FERIA
El corazón me dijo esta tarde, ¿no sabes?
La rosamorena encantadora,
dorada por una rubia cabellera,
la de los ojos brillantes y oscuros,
la que con gracia imperial encantaba la rosada frescura de las mañanas:
y tú seguías en el aire la fresca encarnación de un sueño matutino:
la que solía vagar cuando el sueño y el perfume velaban las estrellas
(que tú amabas mirar desde detrás de las cancelas, las estrellas, las pálidas nocturnas):
la que solía pasar silenciosa y blanca como un vuelo de palomas,
ciertamente ha muerto: ¿no sabes?
Era la noche de feria en la pérfida Babel,
la que ascendía en haces hacia [un cielo enmarañado,
hacia un paraíso de llama, con grotescos y lúbricos silbidos,
y tintinear de angélicas campanillas,
y gritos y voces de prostitutas,
y pantomimas de Ofelia destinadas por el humilde
llanto de las lámparas eléctricas.
Una cancioncilla vulgar había muerto
y me había dejado el corazón dolorido,
y sin amor iba vagando,
dejando el corazón de puerta en puerta:
con ella, que no ha nacido y que, sin embargo,
está muerta, y me ha dejado el corazón sin amor:
sin embargo, lleva el corazón dolorido,
dejando mi corazón de puerta en puerta.
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