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EL DISCO DE LA ABUELA de Juan Carlos Villalba

1)  ¿Qué dice la canción Abu..? - preguntaba yo  No se…mi amor…no se - contestaba emocionada.  ¿Y entonces porque lloras?  Tampoco lo se – decía – y se quedaba mirando a lo lejos, mientras me acariciaba entre melancólica y feliz.  Esta escena se repetía casi todos los domingos en casa de la abuela cada vez que ponía a sonar su disco preferido. Aquella música y esa voz maravillosa que cantaba en un idioma por entonces extraño para mí, me sugería  imágenes surrealistas, una especie de   pájaro inexplicable que cambiaba de formas y colores, según el momento y el tono de la melodía. Pero…              Porque lloraba la abuela..? Porque muchas veces terminamos abrazados y lagrimeando..? Que poder tenia aquella música para conmovernos de esa manera..? Durante muchos años me lo pregunte. 3)   Con el tiempo, convertido en adulto y amante de la música clásica, supe que aquel idioma era el francés, que aquella mujer de voz insuperable era María Callas, que el aria que

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Corrientes Literarias: Manierismo

Para lograr aumentar nuestros conocimientos acerca de un determinado autor u obra, es importante también adentrarnos a conocer su época, tanto histórica como literaria: conocer (aunque sea brevemente) sus características y como afectaron al artista. Es con este fin que realizamos el presente trabajo, en donde recorreremos las principales corrientes literarias que se han sucedido en el tiempo desde el renacimiento hasta comienzos del siglo XX. // Autor: Maikol Chocho - Fuente: www.monografias.com

Manierismo

Continuando con Hauser: "el Manierismo ha aparecido tan tarde en el primer plano de la investigación histórico-artística" que el juicio peyorativo que está en el fondo de este concepto todavía se sigue sintiendo como decisivo y dificulta la comprensión de este estilo como una categoría puramente histórica, que no lleve implícito un juicio de valor". (Hauser, 1962, pág. 417).
En otras denominaciones estilísticas, como, por ejemplo, el Barroco o el neoclasicismo ya se ha borrado el juicio primitivo. Todavía hay que luchar con cierta resistencia interior antes de atreverse a designar como "manieristas" a los grandes artistas de este período.


En sus comienzos (s. XVII), el término "maniera" fue interpretado como el "estilo" en el más amplio sentido de la palabra. Bellori y Malvasia relacionan el concepto de maniera a la idea de ejercicio rebuscado, reducible a una serie de fórmulas, enmarcando el comienzo de esta época luego de 1520, cuando Leonardo, Miguel Ángel, Rafael y Tiziano ya habían realizado muchas de sus grandes creaciones, trabajos en muchísimos casos absolutamente excepcionales, verdaderas obras cumbres de la creación artística humana que, además casi todos reconocían como tales en vida.

En España surge tardíamente, pudiendo indicarse como sus límites las fechas de 1570 y 1600. Según los análisis de Oreste Macrí[1]es hacia finales del siglo XVI en donde el escritor Fernando de Herrera escribe sus rimas con "técnica y pasión barrocas, marcando el paso del manierismo al barroco".
De manera general, el manierismo surgió como una reacción frente al clasicismo renacentista, a cuya armonía y equilibrio opuso la exageración y el contraste. De acuerdo con la crítica moderna (desarrollada principalmente por Hauser y Drorák), la perfección de las obras clásicas de Rafael o Miguel Ángel habría llevado a una imposibilidad de asimilación por parte de sus seguidores, que se vieron obligados a buscar la expresividad mediante la acentuación de diversos elementos. En este sentido, las obras tardías de los propios Rafael -"Transfiguración"- y Miguel Ángel -"Juicio final"- habrían supuesto modelos manieristas.

Tal búsqueda de la expresividad llevó a los manieristas a un peculiar tratamiento de los cuerpos humanos, alargados con elegancia, distorsionados o quebrados. El colorido, la luz y el espacio se enfatizaron de forma parecida. Las figuras se acoplaban unas con otras, lo que complicó los escorzos o perspectivas forzadas. A los grupos del período anterior, enlazados simétricamente con soltura, sucedieron ahora las composiciones escalonadas o sobrepuestas que se agrupaban o dispersaban siguiendo normas que rompían deliberadamente con las clásicas. En la expresión de los rostros se tendió igualmente a acentuar los sentimientos, ya fueran de blanda dulzura o de agónico sufrimiento.
E. R. Curtius define el manierismo como "una búsqueda de agudezas (…), fundamentada en las figuras retóricas, que aprendieron de los poetas clásicos para ir más allá y desarrollar nuevas formas de expresarse" (Curtius, 1948 pág. 412)

Si bien surgió en el terreno de la pintura, la preeminencia dada por el manierismo a la artificiosidad se extendió a la arquitectura, particularmente en el énfasis dado a la decoración y a la escultura.

Todos los estudiosos del manierismo concuerdan en interpretarlo como manifestación artística de una época de crisis, agitada e insegura. En su temática y en sus estructuras formales se expresa la inseguridad l y las tensiones espirituales de la nueva época.
Como escribe Hauser "los artistas creadores del manierismo (…) buscan romper la sencilla regularidad y armonía del arte clásico y sustituir la normalidad supra-personal por rasgos más sugestivos y subjetivos" (ídem, pág. 420). Unas veces impulsados por la experiencia religiosa y otras por el intelectualismo extremado, consciente de la realidad que los lleva a deformarla, muchas veces perdiéndose en el juego con lo bizarro y lo abstruso". El artista abandona la autoridad de las reglas y de los modelos para escuchar "la voz íntima que se revela en su interior, la voz del Espíritu, que le da a conocer la verdad y la belleza" (Silva, 1986, pág. 274)

El Manierismo es el producto de una sociedad escéptica y preocupada por el gozo y el refinamiento, sólo entusiasmada por rodearse de belleza. La belleza no se descubre sólo mediante la simplicidad natural, sino creando un arte artificial en el que la naturaleza y la imitación dejan de ser el modelo y el eje de la creación artística. El ideal de belleza se forma en la mente del artista y es resultado, no de la imitación, sino de la especulación y el invento. Se rechaza la pretendida superioridad del arte antiguo frente al consciente conocimiento y destreza del artista y a su libertad creativa.
Como hemos podido apreciar, el manierismo refleja la tensión que se da en el siglo XVI. Los intensos conflictos ideológicos, sociales y políticos abren paso a una nueva concepción del arte.

Las obras de arte representan las escenas y el espacio en distintas partes espaciales, divididas y organizadas en forma diversa, no respetando las relaciones entre componentes.

La realidad se confunde con el sueño o la ilusión. Aparecen los violentos contrastes: riqueza y pobreza, de impulsos liberales y de represiones implacables, de fe y de incertidumbre. El manierismo dejo de lado el objetivismo renacentista para centrarse en el punto de vista personal del artista y la experiencia personal del espectador.

Entre las características más importantes del estilo manierista se encuentran las siguientes: fuerte complejidad psicológica, ansiedad y turbación del espíritu que producen técnicas insólitas, como, por ejemplo: las figuras angulosas y los espacios curvos de El Greco, las ambigüedades o enigmas de Hamlet; visión angustiosa del hombre como ser transitorio, gusto por lo abrupto; divergencia en las intenciones significativas y de los efectos psicológicos con relación a la lógica de las estructuras; sustitución tectónico (caracterizado por una sintaxis bien ordenada) por un estilo atectónico (frases asimétricas, con vinculaciones semánticas flojas, que se impuso a mediados del siglo XVI tomando por modelos a Séneca y Tácito); artificio dramático, que busca ocultar las peripecias de los personajes detrás de una acción asombrosa y extraña que no mantiene generalmente relación lógica con la situación que aparece; visión "envolvente" que caracteriza, por ejemplo, al personaje de Hamlet; planos variables de la realidad, que oscilan entre la realidad y la ficción, lo natural y lo sobrenatural, como en el mundo de Don Quijote de la Mancha o en el Entierro del conde Orgaz, la célebre tela del Greco; gusto por el contraste; las metáforas atrevidas y raras, cierto preciosismo estilístico; el gusto por la agudeza, la paradoja, por lo monstruoso y lo ambiguo.

El Barroco y el manierismo son corrientes que se continúan en el tiempo compartiendo por instantes muchos recursos y motivos artísticos. Hauser aclara que "el manierismo se confunde al principio y al fin con tendencias barrocas (…) El manierismo es la expresión de antagonismo entre la corriente espiritualista y la corriente sensualista de la época; el Barroco, como equilibrio provisionalmente inestable de esta contradicción basada en el sentimiento espontáneo". (ídem. Pág. 423).


Hatzfeld, en su libro Estudios sobre Barroco, destaca que en el siglo XVI se pierde el ideal común del humanismo y "las armazones vacías estaban expuestas a toda clase de modificaciones, exactamente igual que en el arte" (Hatzfeld, pág. 233). El estilo manierista presentaría caracteres distintivos de una "retórica de fuegos artificiales, distorsiones preciosistas, una especie de miopía y un notable virtuosismo en el manejo de las formas convencionales" (ídem. Pág 55).

De igual que en el romanticismo persisten elementos del pre-romanticismo (como veremos más adelante), en el barroco persisten ciertos caracteres del manierismo, tales como: las metáforas atrevidas, cierto preciosismo estilístico y el gusto por la agudeza, mencionadas en nuestro estudio del manierismo. El Barroco llevará extremará el uso de estos elementos y otros perderán importancia.

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