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EL DISCO DE LA ABUELA de Juan Carlos Villalba

1)  ¿Qué dice la canción Abu..? - preguntaba yo  No se…mi amor…no se - contestaba emocionada.  ¿Y entonces porque lloras?  Tampoco lo se – decía – y se quedaba mirando a lo lejos, mientras me acariciaba entre melancólica y feliz.  Esta escena se repetía casi todos los domingos en casa de la abuela cada vez que ponía a sonar su disco preferido. Aquella música y esa voz maravillosa que cantaba en un idioma por entonces extraño para mí, me sugería  imágenes surrealistas, una especie de   pájaro inexplicable que cambiaba de formas y colores, según el momento y el tono de la melodía. Pero…              Porque lloraba la abuela..? Porque muchas veces terminamos abrazados y lagrimeando..? Que poder tenia aquella música para conmovernos de esa manera..? Durante muchos años me lo pregunte. 3)   Con el tiempo, convertido en adulto y amante de la música clásica, supe que aquel idioma era el francés, que aquella mujer de voz insuperable era María Callas, que el aria que

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Susana Romano Sued: Poemas


Susana Romano Sued nació el 27 de mayo de 1947 en Córdoba, capital de la provincia homónima, donde reside, la Argentina. Es Licenciada en Letras Modernas (1971) y Licenciada en Psicología (1988) por la Universidad Nacional de Córdoba, así como Doktor der Philosophie (1986) por la Universidad de Mannheim, República Federal de Alemania. Desde 1990 es profesora titular de Estética y Crítica Literaria Moderna en la Facultad de Artes de la UNC. Pertenece desde 1997 a la carrera de investigador de CONICET Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, en la que ha obtenido la categoría de Investigadora Superior. // Autor: Rolando Revagliatti

SONETO de Mujeres


Del bullicio del mundo llegan voces
al femenino y singular oído:
los fastos de homenajes, y el olvido
de siglos y milenios se conoce

Una mujer, mujeres, otra y mismas
asoman como madres, como crías
despuntan en la escena de su día
del anónimo turbar de las marismas

Sujetas de dolores y alegrías
donan de sí los dones y las furias
y despejan genéricas espurias:

el común saber se aclara y se desvía
del prejuicio: no objeto de lujuria
sino creatura que combate injurias.



(De “Kalendas”, 2014, inédito)



*



Casa de brujas

(in dubia contra reum)


Breve el peldaño
y el respiro breve
hora que horada
y al sombrío mueve
y no hay siglo ni hay año ni nobleza
ni rastro de entereza
tras la venda caída tiembla un ojo
y tras el ojo tiembla la mirada
y acucia la corriente sin marea
la ola de dolor que se aparea
fluye hacia la orilla mancillada
de la encía y la ingle las membranas
y no alcanza la tierra prometida
ni se cierra
como se quiere el cielo sobre el pecho
tarda la ida del pozo al otro pozo
lenta la vida para huir del seso
siega la mano la mano del artero
y hay un infierno detrás de los infiernos.
Por el amigo
y el amigo del amigo
y por ti mismo
se acaban los ausentes
y te extravía la memoria
y el ombligo
y te confiesas de pecados y delitos
y de actos malos nunca cometidos
y de otros dolos nunca ejecutados:
maleficio de la duda concedido.



(Del capítulo “ Males del Sur/Shoah”, “Escriturienta”)





* 
[La marea gotea en la llaga sustraída al veneno]

I

La interrupción


Dos yacijas:
su cama de manta rayada,
su caja funeraria,
las coronas de flores,
prohibidas por la religión,
el espejo del corredor tapado con una tela floreada.

Y la caja.

La caja y la cama,
antes del rito de preparación
hecho por la mujer de la comunidad,
componía una unidad con el cuerpo,
una forma sólida y quieta.

El cuarto
ahora
era el cuarto en que se contaba de nuevo
para un nuevo calendario.

Una escultura blanda,
desalentada,
vuelta cosa sin alojo,
sin huésped.

A quién le habla uno, al cuerpo, al huésped, a quién hablar.
Al doble desbocado que susurra la persecución
Al mayordomo
Al vecino de más allá
Al primo segundo que vino desde el extranjero para la condolencia
A los administradores de la piedad
A la amiga íntima que se prueba el collar
A la mujer del rito que viene lavar el cuerpo a solas

Al oficiante que desgarra un borde de las ropas

En el desierto que crece a expensas del conjunto.



(De “Algesia”, Tauro, Madrid, 2000)




*

Vivir en una lengua


Estoy en silencio. Oigo cómo vienen de afuera los ecos de las voces mezcladas con la palpitación del cuerpo mío. Tengo este cuerpo, y este cuerpo soporta los ecos de afuera, ajenos, y los coros de dentro, ajenos también por estar atrapados en los muros de la constancia de la lejanía.

Palabras dormidas, auscultadas por una memoria, de visitas furtivas. Soy una palabra rota, habito en un recinto de infancia, in fans: el que no habla; el que no habla, todavía.

Enhebro los abalorios del habla en una cuerda y escucho las voces que son ecos; no hablan conmigo; prometo la gravedad de la atención a los silabeos de las voces ajenas; acopio estos víveres para la travesía de la lengua.
Sé que acechan las sirenas: si las escucho el habla de adentro va a ceder; si no las escucho el paño de sordina que envuelve al habla de adentro ahogará los ecos que ahora son extraños para el espejo que le pone la otra ajenidad.

Pero no; la infancia no es el lugar de donde vengo.
El callar es un callar adulto, luego de haber practicado el habla, las hablas, la escritura en el regazo áspero del suelo natal, provisto aquí y allá por la escarpa de la memoria. Desde allí es que me arranco; y voy rodeada de mi piel, ropa de dolor.
Es el mismo grito que no se oye, igual que en la fonación improbable en las pesadillas.

En el sueño, tonos y sonidos reverberan en el número preciso del viaje: en el lugar de los nombres, de las cosas, de los rostros desfilando a un lado y otro de la despedida.
Son las consecuencias de la luz despilfarrada en la violencia, el mucho ver y oír, los cantos rodados que se apilan al costado de la pequeña tradición.

Veo que soy un peregrino, y no tengo de dónde venir.

Pronto la lengua ajena desgarra la delgadez del alojo. Las diéresis, las siseantes fonéticas se adueñan del breve lugar en mí, de la reserva en la que han empezado a florecer el soneto, la corona, las cadencias graves de los once tonos.

Hay sílabas, palabras alejandrinas que brillan como diamante. Paladas de frases de arena.

Están sucias de pronunciación, de significado, de superficie.

En el umbral de la lengua se alzan las grafías de escritos antiguos; es el hebreo, es el ladino, el árabe de mis mayores, admonición sobre la palabra y sobre los treinta y seis justos que sostienen el mundo.
El hebreo emparentado, mezclado a los dialectos de la aldea,
lejos de la lengua de los asesinos. Residuos, ruinas, vestigios; el corte da en la garganta para la prosodia desconocida.

No me muerde aún el idioma. Apenas ha hundido sus colmillos en el corazón de lo gregario; la comunidad, deshecha y esparcida por las diásporas, me confina en lo callado.

Gutural, materna, la lengua de oriente rumia en la duna y en la alta barda costea los restos de coral, y sangra.
Carga los hijos en la espalda; no habla.



Las rimas gorjean en la melodía del destierro mientras las hablas desentonan aquí y allá; son las afonías de la despedida, son las endechas mudas, espigando la orilla del corazón biendicho.

De noche, los tártaros abandonan el desierto; merodean al borde del sueño, sacan provecho del cansancio y dejan prefijos encajados entre las palabras graves, en las arcadas.

Hoy he cedido a la entonación, a la rima pobre, a la desinencia.
A la cancelación sonora de la procedencia.

Me nace una frase monstruosa en un giro de aliento que alberga una pausa entre tono y tono.

Aguamarina es una piedra dura, es un peso en el cabo de la cuerda que me mete al mar.
Tengo una lengua, una sola, que no es la mía.
‘lbi, ‘lbi, shelí, shelí, mir, mancura.

El castellano viene a ser vasija, tribu, punta de flecha de obsidiana, manta funeraria, tango; Andenken; sirve para adornar el anaquel de la civilización.

Sigfrido muere sobre el dorso de una carta entremares.
Es primo de Izmir, y Halebi y Sham y Galizia.

Debo conservar puro el castellano, bien que haya sido y esté siendo el idioma de la confesión forzosa; el idioma del mal del sur.

Tenemos los gestos, me dicen los compatriotas del idioma que han enmudecido junto conmigo.

La nave de Islandia está quebrada en el mástil, mientras aprendo a hablar la lengua de los asesinos.
En la cubierta de la frase está la piedra de corazón, están los carbones, está la brasa meridiana, la adormidera apaleada en la lucha del idioma. Pantanos tragándose los pies.

El escrito flamea hacia el abra tendida entre los muros de palabras y mi silencio.

Abajo, una melena de algas. Sobre esos líquenes no crece tallo, no florece flor, sólo tradición sepultada de raíz. Los nombres pierden sostén, ambulan por el recuerdo, simulan ser los mismos. Es la palabra ajena que labra una anomalía en el corazón, en el alma forastera.

Trebejos que se deslizan sin orden, marañas de voces que atestan el umbral de la razón.

Las pausas trazan los atajos del relampagueo de las palabras maternas entre el follaje de la Sprache, Ptehk, shalom, kainenore. A dónde ir con los cuadernos mestizos, con este injerto.

Una oración de tenacidad a largo plazo tañe por los crepúsculos y mora a la fuerza en el rumor de las palabras vecinas: callar, fue nuestra virtud.
Esa noticia se pierde en el murmullo. Se pierde
mientras busca el meridiano. La caracola enmudece; se le pega un luto de tarde; badajo negro, puente de plata.

El escrito flamea en el abra tendida entre los muros de palabras y mi silencio.

Parpadea de acento en acento.

Habito en una lengua, que no es la mía.



(De “Journal. Diario de las cosas”, El Emporio, Córdoba, 2009)






*

De camino a leerэ


Para flora alejandra pizarnik y e. t. a. hoffmann



Frayage “en el sentido de apertura de una senda o un camino mientras se transita por ellos con la eliminación de los obstáculos y habilita el pasaje de los flujos nerviosos”

snr sin nombre razonable se puede llegar a empantanarse la dicción.
Los viejos me acompañan desde aquella gran parábola,
les copio el encaje fallado de la escotadura femoral, y luego apertura esperanzada
h/ öffnung

Vernünftiger Name
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Ahora me toca hablar, porque he dejado en el umbral todos los ruidos,
el de la gran ola de Hokusai.
Acúfenos acéfalos gritan tam tam,
oídos de tísica de premio para la monotonía de stockhausen, casas de varios pisos a demoler en nueva escala como una obra maestra del futuro
Es para oír mejor el mazazo de john cage que jugaba con el libro de las mutaciones, como si fuera azar,
Y era en cambio como olimpia, llena de lata en los ojos, comandada para hacer silencio, joder a Nathaniel del otro lado del vacío.
Todas las lesbianas celebrando la cosecha yerma de la flora, dando mejor aroma a las reglas femeniles y echándolas al sueño, sintiéndose elegidas por una hipotética condesa.
Areneros, vengan todos a rayar los párpados del oído.
e.t.a. hombre de corte y esperanza
cómo sabías del derrumbe de quien mira directo al mecanismo,
qué casual, el nombre mismo de papá que también fue suprimido por su madre,
verdammt noch mal!

preso en los brazos prometedores de la parentela
nathan
diosdado
ni él pudo eludir el ojo malo de la Bella
ni el lazo rojo atado a la muñeca

esos ritos están fuera de moda
el alarido no se pasa con la cinta de medir
ni las testes se esfuman con leche de higo y parras al tejado

ahora
osho
maestros sufíes
un correntino de flecos milagrosos

consejos aforísticos a la hora del té
una tetona recita cuadraturas igual que la predictora de catástrofes climáticas

0101010101010
mercancía blanda como gel
leer
de derecha a izquierda en choque de civilizaciones
una pampa enorme da de beber a los fieles de la madre muerta y abnegada

a grandes olas, tercera, segunda
primera de Hokusai
y el dado
no por dios pero de azar
póker de haces
y punto

Digitur
un bisabuelo convencido de john cage
frayage
kluft
el oído atento de ezra pound metido hasta los tímpanos en cangis solfeados al azar
que odiaba las usuras
cifradas en odioso patronímico

pero optimista al fin
casi del lado del orgón inventado por su socio estilo imperio

y un marrano traslasierra más elevada del sur
con harapos de lengua
en escorzo hacia la cimarrona cumbre
ach der freund

Leer todo leer
depth is oberfläche überall.



(De “Parque temático y otros poemas”, El Emporio, Córdoba, 2011)






*


De camino a leerЭ o desflora; abolición de la lengua,
explicado

Para flora alejandra pizarnik y e. t. a. hoffmann

El signo Э al final de leer es una notación en la teoría de conjuntos, que significa pertenece a: “CЭx” indica que “x” pertenece al conjunto “C”. LeerЭ es el nombre de un fonopoema experimental que creamos en conjunto con el músico Fede Flores, cuyo tópico principal es la solicitud de una pausa, de un intervalo en el ruido global. Además, Leere quiere decir “vacío” en alemán, y es homófono de Lehre, cuyo significado es “doctrina, enseñanza, aprendizaje”; en castellano es la conjugación de la primera persona del singular del verbo leer en tiempo futuro, y una letra del alfabeto cirílico que corresponde a la letra Z en su pronunciación.

Ma schmej? como tengo la hipótesis de que la brecha entre Flora y Alejandra es lo que desencadena su escritura, le pregunto, en hebreo, puesto que era judía, ¿cómo te llamas?
abolirse la lengua, cortarla con la hoja de la azada y puesto que su primera lengua, madre, fue el idish, y el castellano lo aprendió en la escuela, cuando todavía era Flora, y luego escribió, lo que se dice escribir, poesía en castellano, tuvo que tachar la lengua materna y paterna, abolirla
quitarla de raíz
shwer zu sein a yid, traduzco del idish: “es duro ser judío”

edictos del oficio
alquilar habitáculos vaciados
buma de rovne aflora en la expulsada. Buma es en idish lo que Blume en alemán, rosa, o flor, y era el apodo de Alejandra, su familia venía de un pueblo, Rovne, en la región de lo que sería Ucrania.
Lalalalalalengua canta con sordina Lacan designó como lalangue, lalengua esa lengua primera, la materna, que nos habla antes de nacer y en la que somos hablados
How brilliant!
It is consistent in itself del inglés: Qué brillante! Es consistente en sí misma
El verso parle par lui mème del francés: habla por sí mismo (reclamando a Mallarmé)
Qué dicen las palabras, qué captan:
el trayecto del papel a la mente gritadora de irritación sin intervalo, von Ideen zu Text pretendo desvelar el camino que va “de las ideas al texto”//
//todo marcha a volición: aquí una inversión de la holofrase: homofonía con abolición
Bruta, bárbara, se empeñan para dar cumplimiento
al mesianismo de cantar
refugio en el medir el pie de verso
de arrogancia después de que Hegel llamara al asunto por su nombre Hegel se empecinó en la muerte del arte, después de que los románticos llenaran el verbo de pasión
puros artistas letristas versistas
y el cantar requetemuerto
ahora es un consenso de escenarios y listas lo que llamo el “mercanon” de la literatura
atletas de medallas y becerros
entrenadores personales para aguantar la pérdida
lo bello ya lo gritaba Zimmer como ido, Zimmer era el carpintero que brindó refugio a Hölderlin-Scardanelli, autobautizado para cantar su endecha a Diotima, heterónimo griego de su amada
y ni siquiera eran astillas del oficio en la madera, el carpintero Zimmer, en su donación
más que nada lo severo de la acción


Antonino alardea Es Artaud que se golpea insistente la cabeza por su dolor de pensar
le duele el parietal
Florece donde yerra
Recluso
Forzado
Concluido Juegos de palabras que albergan a Flora, y Forclusión (¿del nombre?)
la belleza de frente
vergeblich das Fahren inútil viajar
decía Benn perlado de sudor hasta la sien cuando hacía autopsias para su poemario Morgue
hasta el corazón del mundo
no hay dote allí donde fulgura la magrancia entre la voluntad de que no haya cuerpo y la migración hacia el poema
engullir ese vacío duro, manco,
una reserva
das Erhabene del alemán “lo sublime”, y título de las obras homónimas de Burke y Kant
the uncontrollable beauty, del inglés “la belleza incontrolable”//
la doctrina de colores
un legado para la infausta Gretchen Goethe desplegó su teoría de los colores y desafió a Margarita-Gretschen en Fausto,
deshojada al pie de las preguntas
y la vida.



(De “Parque temático y otros poemas”, El Emporio, Córdoba, 2011)






*


Algo inaudito pasa


Algo inaudito pasa: es el soplo de Scardanelli al volver griego el germano
O Sófocles auditando a Hölderlin de oído

Oyentes y coros en pasarelas auscultan y percuten en el ritmo trocaico
Metacarpo contra la piel si es hueco se hace audible
Y el gran caracol ampara el reverbero de los huesos del esqueleto parlante
De la larga vida femenil

Por pasar a mejor vida: pasar por delante el juez
de largo. Pasar a pie sin oír, y obedecer

Pasar de vivo y por vivo y pasar sobre la barca
desde un lado y hacia el otro con la moneda y la marca
parca lengua hacia otra lengua
Pasar de manos las cartas

No pasar de voz a letra
Audición para enemigos
Traspasar rejas del habla
Pasajear rendidas cuentas
En Portbou de Benjamin
Pasar por esto y lo otro
Por aquél y por aquélla
Sin remedio y redimido

Pasar por alto la orden
Con la debida obediencia
Pasar por armas
conciencias
Pasar por santos y sin seña
Pasarte a paso en la estrofa
de una endecha o elegía

Pasar revista y al paso
Propasarse en el oído
Sobrepasarse en el pase
fronterizo entre fantasmas, entre símbolos e imágenes
Pasar de letra a la voz
Repasar la partitura entre las pausas de Cage
Diotima en Coloratura
Al pasado en letanía
Caracolas oidoras del pasar algo inaudito
Justeza de diapasón: algo maldito pasó
Y yo escucho y obedezco
Según concierne
Auditor.



(De “Algo inaudito pasa”)



*

Entrevista realizada a través del correo electrónico: en las ciudades de Córdoba y Buenos Aires, distantes entre sí unos 700 kilómetros, Susana Romano Sued y Rolando Revagliatti.

*
www.revagliatti.com.ar

Para contactarnosescobarlarevistadigital@gmail.com

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