Sandra Cornejo es Periodista y Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de La Plata. // por
Rolando Revagliatti
Un abedul
Un abedul
cuando llueve,
una arboleda que aclara
al arañar la pista
y desciende el avión en un aeropuerto
donde las mujeres beben vodka
a las seis de la mañana hora local
Era acogedor el frío
aunque temible
Cantabas en mi idioma
pero con otro acento
Afuera la hilera de abedules
los aviones solos sobre el cemento mojado
Detrás de las cabinas
los soldados
te miraban cantar
Algunas veces, por un instante
la historia debería sentir compasión
y alertarnos
(de “Sin suelo”, Ediciones VOX, 2001)
*
Todo lo que buscabas
Todo lo que buscabas
era una huella en la nieve
no imaginaste que al cruzar la frontera
el percutor gatillaría a tu animal
como a un gato montés
o una liebre
alguien lo había intuido
con una vela encendida
en una habitación cerrada,
al salir
te asombraron esos seres,
no eran tu padre
ni tu madre
ni quien ocupara un lugar
en tu cuerpo
¿Qué querías,
fragor o tersura?
Al puerto de aguas profundas
no irías por las aguas del deshielo
irías al embalse
cuenco turbio, hondo
susurro pidiéndote que caigas
Animal desarmado
buscabas un cuerpo a la intemperie
su huella
en época de caza
(de “Sin suelo”, Ediciones VOX, 2001)
*
Todo lo perdido reaparece
Descorre
lo que separa un mundo de otro
quita el velo
y todo lo perdido reaparece
la vida se muestra
para que el ojo la alcance
abre
lo que separa
un mundo de otro
(lo perdido)
retoma la sutura
cose
la tela que será de alguna forma mejorada.
(de “Partes del mundo”, Alción Editora, 2005)
*
Un lago
Cuentan que la profundidad de un lago
es semejante a la altura
de las montañas que lo rodean.
Cada vez que observo
esa superficie
al ras de una breve playa
me conmueve este pensamiento.
Era un día de febrero
un día cálido, sin viento.
Carmen dormía.
Vos y yo caminábamos en el muelle
haciendo equilibrio
entre hierros atravesados
sobre un apoyo invisible.
No te animabas a zambullirte
—el agua de un lago siempre es fría, casi helada—
yo apenas jugaba con los pies descalzos
en el oleaje.
Todo el mundo estaba ahí.
La cabaña a pocos metros
el silencio
y en la montaña
la presencia inalterable del fondo del lago.
(de “Bajo los ríos del cielo”, Ediciones Al Margen, 2014)
*
Isla de los manzanos
Qué es la vida sino detalles.
Cerrar las ventanas por la noche.
Aguardar que las manzanas asadas
te cobijen.
Observar en el verde
lo frondoso que ha crecido el ficus.
Comprobarle a la casa sus sueños.
Leer en su texto indeleble
la certeza tallada con el corazón.
Como si de pronto un druida
se hubiera hecho cargo
del mundo y su peso
sentirse
de tanto en tanto
a salvo.
(de “Bajo los ríos del cielo”, Ediciones Al Margen, 2014)
*
Alabanza
Por tres generaciones
—que yo sepa—
las mujeres de mi familia
perdieron su cría.
Cuando esperaba a mi hijo pensaba en ello.
Comprendí que estaba marcada
que era posible tanto
la noche como el día
por eso
le hablaba a mi criatura
como quien en el buen clima siega el heno
y para el tiempo inclemente
prepara los enseres.
Sangré.
Sangrar no es buena cosa antes del parto.
Ahora
cuando mi hijo va y viene por los caminos del Señor
siento su presencia natural, como la lluvia o el ciruelo
pero hay un instante, en cada día,
que vislumbro el milagro
—la diferencia—
y agradezco.
(de “Bajo los ríos del cielo”, Ediciones al Margen, 2014)
*
Entrevista realizada a través del correo electrónico: en las ciudades de La Plata y Buenos Aires, distantes entre sí unos sesenta kilómetros, Sandra Cornejo y Rolando Revagliatti, 2016.
www.revagliatti.com
Para contactarnos:
escobarlarevistadigital@gmail.com
Antología en La Revista
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