En lo que se ha dado en llamar posmodernidad, no hay dudas que la filosofía no ocupa el sitial de privilegio que tenía en la antigüedad. Una de las grandes pensadoras actuales, me refiero a la filósofa estadounidense Martha Nussbaum que fuera galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales hace unos días; desarrolla su obra profundizando en temas como la justicia social, el desarrollo humano y la naturaleza de las emociones, desde un punto de vista filosófico, y su repercusión en el bienestar social.
Pero sin lugar a dudas la suprema aportación de esta profesora de Derecho y Ética en la Universidad de Chicago es su acercamiento a la filosofía antigua, al derecho y a la ética.
En una entrevista que le realizara Marta Torres para la Razón de España ante la pregunta: ¿Qué función considera que deben tener las humanidades en estos tiempos dentro de los programas universitarios?
Nussbaum contestó: “Las humanidades deben proporcionar tres ingredientes que, cualquier sociedad que se considere decente, necesita con urgencia integrar. El primero la habilidad socrática de examinarse a uno mismo y pensar de forma crítica.
El segundo la habilidad de pensar los problemas mundiales, pero estando bien informado sobre historia, la naturaleza de las principales religiones y la variedad de culturas que existen.
Y el tercero y último, una imaginación cultivada y con suficiente habilidad para entender como se aprecia el mundo a través de lo ojos de gente que es diferente.
Si unimos los conceptos anteriores en defensa de unas humanidades que están siendo contantemente dejadas de lado en el ámbito educativo a una obra que Nussbaum ha titulado Justicia Poética (1996) en la que combina Derecho y Literatura, partiendo de la tesis, de la necesidad de humanización que tienen los jueces y abogados, nota la necesidad de formarlos en literatura que les permite que vayan desarrollando su imaginación lo cual les dotará herramientas racionales que les favorecerán en la toma de decisiones.
Esto hará que no sólo se centren en lo económico, con una inteligencia “fría y calculadora”, de esta manera se irá construyendo una sociedad más justa y equitativa. De ahí que Nussbaum afirma que “la literatura y la imaginación literaria son subversivas” a la mentalidad científica, es decir que sin literatura, los jueces no podrán ser buenos jueces, los legisladores buenos legisladores y los economistas buenos economistas.
La filósofa considera que la literatura desarrolla la imaginación y va formando las capacidades que ayudan al hombre a poder realizar un mejor análisis de la realidad, y a partir de ella transformarla. Con la literatura, la imaginación literaria se encarna y genera fantasías, imágenes… con esto se puede mirar una cosa por otra, es decir, dejar ver las acciones humanas que suceden cotidianamente. De esta manera se demuestra que este tipo de imaginación “es poco científica y subvierte el pensamiento social científico”, que contrasta realmente con el del economista, abogado o juez, quienes poseen una forma de pensar más calculadora y fría.
De esta manera surge lo que Nussbaum llama el “juez moral” quien para reflexionar sobre los problemas humanos que tiene que resolver día a día y dar una solución más objetiva, es decir, “se posibilita a la razón por medio de la fantasía”.
De ahí que la pensadora considera que el rol de los poetas es similar al de los jueces porque al razonamiento judicial de estos últimos le agrega la imaginación literaria de los primeros, la cual le da la capacidad de dar vida de las personas a la manera de un novelista , es decir con neutralidad y objetividad.
Para la catedrática universitaria, la justicia que se imparte actualmente, se basa exclusivamente en juicios abstractos, calculados, fríos, es decir se trata de borrar toda emoción para que haya mayor neutralidad en los juicios.
Sin embargo: ¿Será posible negar algo tan natural del mismo hombre? Nussbaum dice que no. Según ella quienes imparten justicia actualmente muchas veces sólo ven un número, un objeto y nada más, se olvidan que es alguien y no algo.
La tesis de Nussbaum tiene como punto de partida la Literatura, al cual desarrolla en el hombre capacidades sociales y no sólo es como muchos creen y pregonan, un distractor o algo fantasioso, sino que desde ella nos confronta con nuestra propia vida.
Ante las crisis que estamos viviendo como humanidad en distintos ámbitos, no sería conveniente darle más espacio a las humanidades en el ámbito educativo e integrar la literatura en las diferentes carreras universitarias a los efectos de generar un futuro profesionista con mayor índice de humanidad en su formación.
Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez
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