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EL DISCO DE LA ABUELA de Juan Carlos Villalba

1)  ¿Qué dice la canción Abu..? - preguntaba yo  No se…mi amor…no se - contestaba emocionada.  ¿Y entonces porque lloras?  Tampoco lo se – decía – y se quedaba mirando a lo lejos, mientras me acariciaba entre melancólica y feliz.  Esta escena se repetía casi todos los domingos en casa de la abuela cada vez que ponía a sonar su disco preferido. Aquella música y esa voz maravillosa que cantaba en un idioma por entonces extraño para mí, me sugería  imágenes surrealistas, una especie de   pájaro inexplicable que cambiaba de formas y colores, según el momento y el tono de la melodía. Pero…              Porque lloraba la abuela..? Porque muchas veces terminamos abrazados y lagrimeando..? Que poder tenia aquella música para conmovernos de esa manera..? Durante muchos años me lo pregunte. 3)   Con el tiempo, convertido en adulto y amante de la música clásica, supe que aquel idioma era el francés, que aquella mujer de voz insuperable era María Callas, que el aria que

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Lisandro González: poemas

Lisandro González nació el 14 de marzo de 1973 en la ciudad de Resistencia, provincia del Chaco, la Argentina. Reside desde los cinco meses de vida en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe. Es abogado. // por Rolando Revagliatti






DE REFILÓN
En el velorio de la tarde
cae una rodaja, se corta un péndulo.
Alguien
en el último espejo
escribe. Tersos baldíos.
Todo sucede
en el pequeño tamaño de las horas.
Hasta brotan cigarrillos
en rosas de cobre.
Umbrales alambran
otras memorias.
Y un tango. Cuelga
de una pieza con aliento a polvo.
Y el cielo, que deja de lado
algunas nubes.
(De “Esta música abanica cualquier corazón”)





EGRADACIÓN
La luna se arqueaba
cuando le tocábamos la punta.

Su movimiento
era éxtasis, locura.

Pero un día
no dejó que la volviéramos a tocar.

Ahora la luna,
estrellas
son simples elementos decorativos.
(De “Leña del árbol erguido”)


OCHO (PARADO EN EL MUELLE)
un pez fuera del agua
se pregunta por la altura de los edificios
por ese extraño color azul celeste
de la muerte posible
-las aves recortan
ese gelatinoso panorama
hasta que la mano del pescador
lo vuelve al agua-
¿será “otro” ese pez
que palpó otra muerte
diferente
a la que le espera
una o dos horas más tarde
en la boca de un pez mayor?
¿será entonces pez muerto,
comido
pero no “pescado”?

¿o será
ese par de horas
otra forma de salvación?
(De “Intervalo lúcido”)


ROCK SINFÓNICO
tardes adolescentes
la música será un ancla

que se arroja
a tu interior

flotan un caballero
y un bufón

en esas aguas pesadas
de peces de plomo

y sirenas
tremendamente esquivas
(De “Los cauces vacíos”)





¿y para quién será lo que has amontonado?

Lucas, 12-20

la última cosecha
pone en la disyuntiva
de seguir ocupándose en acumular ganancias
o dar el campo en alquiler
y dedicarse sólo a descansar, sí
pero sobre todo a disfrutar
los beneficios de una vida de beneficios
éstos y no otros pensamientos ocupan la cabeza
del conductor de la 4 x 4
que a 160
toma con cierta displicencia la curva
que lo toma, lo vuelve carne entre hierro retorcido
chamusca esa disyuntiva de prosperidad más o menos cómoda
los graneros repletos, pero de sangre
y la misma disyuntiva del ángel
en susurrarle
durante la curva
algo
“un acto de contrición da a un alma la salvación”

Graham Greene: “Brihgton, Parque de diversiones”


(De “Fin zona urbana” – Antología de poetas rosarinos)



¿Dónde irá con esos poemas
mordiéndole los talones
-sacudiendo los pies

para que no estorben,
no piense ni lo que pasó
ni lo que pudo-?

Sí, desde la altura
se observa esa mujer
que huye de poemas

escritos no por mano del hombre que la amó
y ensayó versos
en el fragor del amor o desaliento

si no de sus poemas propios.
Raras criaturas
crecidas del musgo del horror.


(Anna Ajmátova corre por calle Italia…)

(De “Poemas lumbares”)





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